Esto lo escribi como la editorial del diario "Mito Urbano" en septiembre del 2006 para la clase de Lenguaje y comunicación.
Ahí les va:
Jóvenes Reprimidos
La juventud es muy bonita, y puede tener muchas bondades, pero vaya que nos hace pasar rabias. Hay algunas situaciones que nos llevan incluso a desear ser mayores, y todo porque nos discriminan por ser jóvenes. Si entramos a una tienda de ropa con suerte nos dejan verla, y nos miran con cara de "cuando vengas con tu mami te atendemos; ella paga, tú no tienes para pagar". Y algunos micreros son peores, porque nos ven sufriendo en el paradero, y pisan el acelerador, a veces riéndose de nuestra desgracia. Después en nuestros colegios no nos creen que llegamos tarde porque la micro no nos paró, y creen que es la "típica chiva del flojo"; claro, si fuera el jefe el que les dijera eso ni siquiera pensarían en dudar de su palabra, pero nosotros somos jóvenes, ahí está la diferencia.
Y no sólo somos discriminados, también somos reprimidos, incluso en los establecimientos educacionales. El uniforme, el peinado, el color del pelo, los aros, las zapatillas, etc. son ejemplos de represiones. ¿Qué importa si las zapatillas son negras o son blancas con verde y relámpagos amarillos?, ¿Qué cambia si los aros son pequeños o largos?, ¿acaso aprendemos más cuando tenemos la corbata incrustada en las amígdalas? La respuesta es siempre la misma "está en el reglamento del colegio". OK. Y no debería estarlo. Porque lo importante es que tengamos buena presentación personal y andemos limpios, pero no deberíamos dejar de lado la comodidad del estudiante, que es un gran factor al momento de poner atención.
Por lo general los jóvenes no tenemos derecho a pataleo, pero últimamente hemos querido cambiar esa injusticia. Así es como comenzamos expresando nuestros puntos de vista. A más de alguno le debe haber llegado un charchazo por hacerlo, pero no podemos dejar que esto continúe. Y poco a poco los jóvenes dejamos de ser ignorados; pasamos a estar en boca de todos como "los que arman disturbios y tiran piedras". Pero señores, nosotros sabemos hacer más cosas que tirar piedras, y eso fue lo que quisieron demostrar los muchachos que marcharon con sus cuerpos pintados hacia la moneda, un hecho difícil de olvidar para muchos, una indecencia para otros.
El asunto es que ya nos cansamos de ser pisoteados, ya es hora de hacernos respetar, más que mal somos el Chile del mañana, y como se puede ver, tenemos mucho por decir. Por eso sociedad, no nos obliguen a la violencia, escúchennos, que si bien no tenemos la sabiduría de los años, tenemos la audacia de la juventud. No críen jóvenes resentidos, que eso repercutirá el día de mañana con las nuevas generaciones. Ya es tiempo de romper este círculo vicioso, consiguiendo un Chile más respetuoso y unido.
La Directora, una joven más, como tú.